martes, 14 de mayo de 2019

EL YUMI DESTRUCTOR DE MALDAD






Shibata Sensei XX dio esta charla en mayo de 1985 en el Grupo de Estudio del Dharma de Kyoto con ocasión de su presentación al grupo de un Hama-yumi, un arco especial utilizado en rituales de purificación

Buenas tardes. Ahora tenemos la estación más bonita en Kyoto. ¿Cómo está vuestra mente? ¿Sois todos felices? Hoy mi charla es sobre kyudo y Hama-yumi. Estas ideas se han transmitido desde el pasado, pero también voy a hablar sobre algunas de mis propias ideas.

El tiro con arco occidental está basado en la idea de darle al blanco. No hay otra razón para hacerlo. Los arcos occidentales están hechos muy científicamente para ese propósito. Sin embargo, los arcos japoneses están hechos de bambú, que es cortado por personas. Ya que están hechos de una forma natural no hay dos iguales, cada uno es diferente. Hacer un yumi es muy difícil y tensar un yumi también es difícil. En el tiro con arco occidental también hay unos pasos para tensar el arco, pero el objetivo es completamente diferente.

El kyudo es muy difícil, pero no importa si le das al blanco o no. En el antiguo Japón el kyudo era la forma más elevada de etiqueta. Un samurai también tenía que conocer la etiqueta apropiada asociada con la equitación, la esgrima y la lanza. En la época de Nobunaga se introdujeron en Japón las armas de fuego. Eran más precisas, pero hacían mucho ruido cuando se disparaban. El yumi era silencioso y uno nunca sabía de dónde venía la flecha, así que el Shogun Tokugawa prohibió el uso del yumi en las batallas. Se convirtió entonces el yumi en un medio de disciplina espiritual y de aprendizaje de etiqueta. Es también en esta época cuando nace el Hama-yumi. El Hama-yumi, o “yumi destructor del mal” se utiliza como un medio de purificación. Para purificar el entorno y tu propio espíritu. La imagen budista de Amitaba se muestra a veces con un yumi y un ya en sus manos. ¿Por qué el ideal budista de paz y compasión está conectado con armas violentas? Porque no son armas de violencia. Son armas de purificación.




Hace unos 700 años, apareció un demonio en el palacio imperial. Salía de noche y ponía enfermo al emperador. Enviaron al palacio a un hábil arquero llamado Yorimasu Minamoto que mató al demonio con su primera flecha. El emperador recuperó su salud y Yorimasu fue ascendido. Este fue el principio del Hama-yumi. ¿Qué podemos aprender del Hama-yumi? Es para limpiar la mente. Originalmente, el Shihobarai (Ritual de Purificación de las Cuatro Direcciones) se realizaba con el Hama-yumi. Todos estamos rodeados de “fantasmas hambrientos” –tentaciones, deseos, pensamientos negativos y demás. El haya, la primera flecha, es para exorcizar a estos fantasmas hambrientos. El otoya, la segunda flecha, simboliza dar la bienvenida a la felicidad ya que uno ha sido purificado.

¿Cómo está todo esto conectado con el kyudo? El kyudo está basado en estrictas reglas de etiqueta. Es una competición con uno mismo. En los deportes uno intenta ser un campeón, pero en kyudo no es así. El blanco no es un blanco. Es un espejo de tu propia mente. Las personas tienen siete emociones básicas o corrupciones: felicidad, enfado, codicia, expectativa, tristeza, miedo y sorpresa. La finalidad del kyudo es abrirse camino a través de estas corrupciones para experimentar mu, vacuidad. Mucha gente practica meditación, pero tras quince o veinte minutos uno se inquieta y quiere acabar. Kyudo es zen permaneciendo en pie. Todas estas esperanzas y deseos y pensamientos mientras estás tensando el yumi, tales como “quiero darle al blanco, quiero tener un buen estilo” harán que el ya vuele a algún otro sitio.

Conócete a ti mismo. Primero conoce tu mente y después puedes practicar kyudo. Si tu mente es correcta le darás al blanco de forma natural. Es lo mismo con toda tu vida, no sólo en kyudo. Si estás siempre dándole vueltas al blanco o al resultado, no se puede conseguir nada bueno. Si siempre miras primero hacia ti mismo –tus propios pies, tus propias bases, entonces las cosas irán correctamente de forma natural. La palabra “do” en kyudo significa “camino”. Es difícil hablar de este concepto de “do”. Practicar el camino del kyudo es muy difícil, aunque la gente piense que es fácil. Esto también es verdad para el camino de las flores, del té y demás. La práctica del “do” no tiene concepto o meta. El tipo de kyudo que me gustaría que entendierais no se basa en hacerse mejor y mejor. Esta disciplina es un medio de limpiar o pulir tu propia mente a través de la propia reflexión.


      La vida parece muy larga, pero es muy corta. Se acaba como un destello. Hansei es el proceso de mirar atrás en nuestra vida. Reflexionas sobre tus propios actos. América y Europa están altamente industrializadas. Tradicionalmente, las naciones asiáticas han estado más preocupadas del desarrollo de la vida interior, de la mente. ¿Pensáis que estamos viviendo en una era feliz? Ordenadores, televisiones –tenemos tantas de esas cosas. Nuestra comida y nuestro café son instantáneos, pero ¿tienen buen sabor? Aunque tenemos artilugios científicos a todo nuestro alrededor, nos falta algo. ¿No está olvidando la gente su propio desarrollo mental y espiritual? Creo que la sociedad humana ha olvidado el corazón y la mente. Se destruyen hermosas montañas. Se quitan los árboles y el suelo y se colocan en su lugar grandes edificios. Las montañas lloran, creo yo. Las montañas dicen: “¿Por qué la gente me corta la cabeza y los brazos?”. A veces las montañas se enfadan. Cuando cae la lluvia, el agua se precipita causando corrimientos de tierras. ¿No deberíamos poner más atención a la mente por el bien de las generaciones futuras? En los viejos tiempos la gente iba andando a todas partes. Ahora vamos en coche incluso a una corta distancia para ir a comprar. ¿Es realmente adecuado? ¿No deberíamos pensar un poco más en estas cosas que suceden en el mundo moderno? Estoy muy contento de que en una tarde tan hermosa de mayo hayáis venido a escuchar mi charla un tanto cómica. Espero en el fondo de mi corazón que todos vosotros alcancéis la felicidad. Muchas gracias. Estoy acostumbrado a hablar en universidades donde la gente no me escucha tan sinceramente. 


© Fernando Ayllón Martí. 
yokokyudo@gmail.com
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El Zen Kyudo Club Barcelona agradece a Fernando Ayllón Martí que nos haya permitido reproducir este artículo.
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