Kobun Chino, maestro japonés
de kyudo –el arte Zen del tiro con arco–, fue, en cierta ocasión, invitado a
demostrar sus habilidades en el Instituto Esalen, el célebre centro de estudios
para adultos ubicado en Big Sur (California), en la misma carretera que conduce
al centro de retiros de Tassajara del Centro Zen de San Francisco. Llegado el
día, alguien colocó una diana en la parte más alta de una loma cubierta de
hierba, situada en un alto acantilado junto al océano Pacífico. Chino se alejó
a una distancia considerable del blanco, colocó sus pies en la posición
tradicional del arquero, enderezó la espalda, tensó muy lentamente su arco,
esperó un rato y, finalmente, disparó. La flecha pasó silbando por encima del
blanco y se dirigió hacia el cielo para acabar cayendo al océano. «¡Blanco!»
–gritó entonces, alborozado, Kobun Chino, dejando atónito al público. Y es que,
como dijo, en cierta ocasión Arthur Schopenhauer, «el genio es el que acierta
en una diana invisible para otros».
Daniel Goleman (Focus)