EUGEN HERRIGEL
Uno de los factores esenciales en la práctica del
tiro de arco y de las otras artes que se cultivan en el Japón (y probablemente
también en otros países del lejano. Oriente), es el hecho de que no entrañan
ninguna utilidad. Tampoco están destinadas a brindar goce estético, sino que
significan ejercitación de la conciencia que ha de relacionarse con la realidad
última. Así pues, el tiro de arco no se realiza tan solo para acertar el
blanco; la espada no se blande para derrotar al adversario; el danzarín no
baila únicamente con el fin de ejecutar movimientos rítmicos. Ante todo, se
trata de armonizar lo consciente con lo inconsciente. Para ser un verdadero
maestro del tiro de arco, no basta dominio técnico. Se necesita rebasar este
aspecto, de suerte que el dominio se convierta en "arte sin artificio", emanado de lo
inconsciente.
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