El camino del arco” cuenta la historia de Tetsuya, el mejor arquero del país, quien transmite sus enseñanzas a un niño de su aldea. El trabajo y esfuerzo diario, la superación de las dificultades, la constancia y la valentía para tomar decisiones arriesgadas son aspectos que van surgiendo a lo largo del relato.
LOS
ALIADOS
El
arquero que no comparte con otros la alegría del arco y de la flecha, jamás
conocerá sus propias cualidades y defectos.
Por
lo tanto, antes de ponerte a buscar nada, búscate aliados: gente que se
interesa por lo que estás haciendo.
No
digo: "busca otros arqueros." Digo: encuentra personas con diferentes
habilidades, porque el camino del arco no es diferente de cualquier otro camino
que se sigue con entusiasmo.
Tus
aliados no serán necesariamente aquellas personas a quienes todos miran, ante quienes
se deslumbran y de quienes afirman: "no hay nadie mejor." Muy al
contrario: serán aquéllos que no temen errar, y sin embargo yerran. Por ello,
su trabajo no siempre es reconocido. Pero es esa clase de persona la que
transforma el mundo, la que, tras muchos errores, consigue acertar en algo que
marcará un antes y un después en su comunidad.
Son
personas que no pueden quedarse esperando los acontecimientos para después
tomar la mejor decisión: ellos deciden a medida que actúan, aun sabiendo los
riesgos que con ello corren.
Convivir
con estas personas es importante para un arquero, porque éste necesita entender
que, antes de colocarse frente al blanco, debe ser lo bastante libre para
cambiar de dirección a medida que lleva la flecha hacia delante de su pecho.
Cuando
abre la mano y suelta la cuerda, debe decirse a sí mismo: "mientras abría
el arco, recorrí un largo camino. Ahora suelto esta flecha con la conciencia de
que he arriesgado lo suficiente y he dado lo mejor de mí."
Los
mejores aliados son aquéllos que no piensan como los demás.
Por
eso, cuando busques compañeros para compartir con ellos el entusiasmo del tiro,
sigue tu intuición y no te dejes llevar por los comentarios ajenos. Las
personas siempre juzgan a los demás poniendo como modelo sus propias
limitaciones, y a veces la opinión de la comunidad está llena de prejuicios y
temores.
Únete
a los que experimentan, arriesgan, caen, se hieren y vuelven a arriesgar.
Apártate de quienes afirman verdades, critican a quienes no piensan como ellos,
jamás dan un paso sin tener la seguridad de que se les respetará por ello, y
prefieren tener certezas a tener dudas.
Únete
a los que se exponen y no temen ser vulnerables: ellos entienden que las
personas sólo podemos mejorar cuando vemos lo que hace el prójimo, no con el
fin de juzgarlo sino para admirarlo por su dedicación y coraje.
Tal
vez pienses que el tiro con arco no puede interesar a un panadero o a un
agricultor, pero yo te digo: ellos ven, aprenden, y ponen lo que aprenden en
aquello que están haciendo.
Tú
harás lo mismo: aprenderás como el buen panadero a usar las manos y a saber la
mezcla exacta de los ingredientes.
Aprenderás
como el agricultor a tener paciencia, a trabajar duro, a respetar las
estaciones, y a no blasfemar contra las tormentas, pues ello sería una pérdida
de tiempo.
Únete
a los que son flexibles como la madera de tu arco y entienden las señales del
camino. Son personas que no dudan en cambiar de rumbo cuando se topan con un
obstáculo insalvable, o cuando vislumbran una oportunidad mejor.
Tales
son las cualidades del agua: pasar entre las rocas, adaptarse al curso del río
y transformarse a veces en un lago hasta que la depresión está rebosando y
puede seguir su curso.
Porque
el agua no olvida que su destino es el mar, y que tarde o temprano deberá
llegar a él.
Únete
a los que jamás dijeron: "se acabó, aquí me detengo".
Porque
así como al invierno le sigue la primavera, nada termina: después de alcanzar
tu objetivo hay que comenzar de nuevo, empleando en todo momento lo que
aprendiste en el camino.
Únete
a los que cantan, cuentan historias, disfrutan la vida, y tienen alegría en los
ojos. Porque la alegría es contagiosa, y siempre consigue evitar que nos
dejemos paralizar por la depresión, la soledad y las dificultades.
Únete
a los que hacen su trabajo con entusiasmo. Pero para poder serles útil como
ellos te son útiles a ti, debes saber cuáles son tus herramientas, y cómo
puedes perfeccionar tus habilidades.
Por tanto, ha llegado el
momento de conocer tu arco, tu flecha, tu blanco y tu camino.
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