Sendai Kanjuro Shibata XX en Kai (1990)
Siglos atrás en Japón, el
tiro con arco era considerada la disciplina más elevada del guerrero samurái.
Después, cuando el arco perdió su sentido como arma de guerra, y bajo la
influencia del budismo, el sintoísmo, y otras tradiciones espirituales, el tiro
con arco japonés evolucionó hacia el Kyudo, el “Camino del Arco”, una profunda
y elaborada práctica contemplativa.
El kyudo, como lo enseñaba
Sendai Kanjuro Shibata XX, y lo hace actualmente Shibata Sensei XXI, no es un
deporte competitivo y la puntería se considera relativamente poco importante.
Según Shibata XX, maestro de la escuela Heki Ryu Bishu Chikurin-ha de kyudo, el
fin último del kyudo es pulir la mente, el mismo que en la meditación sentada.
“No estamos puliendo el estilo
o la técnica de uno, sino la mente. La dignidad del tiro es lo importante. En
esto se diferencia el kyudo del enfoque habitual del tiro con arco. En kyudo no
hay esperanza. La esperanza no es la cuestión. La cuestión es que, a través de
la práctica prolongada y auténtica, aflora tu dignidad natural como ser humano.
Esta dignidad natural ya está en ti, pero está cubierta por muchos obstáculos.
Cuando éstos desaparecen, tu dignidad natural puede verse brillar”
Sendai
Kanjuro Shibata XX
Chogyam Trungpa, el conocido
maestro tibetano de meditación, dijo: “A través del kyudo uno puede
aprender a vivir más allá de la esperanza y el miedo, puede aprender a ser”.
Kyudo, la práctica
La práctica del kyudo es
aparentemente sencilla. Los estudiantes pueden recibir instrucción en la forma
básica, Shichido, (las siete coordinaciones), en tan sólo 5-6 clases o
durante un fin de semana intensivo. Tras el entrenamiento inicial, la práctica
comienza tirando a un blanco de paja a sólo dos metros de distancia. Cuando se
alcanza cierto grado de habilidad la práctica se amplía, incluyendo el tiro a
28 metros de distancia.
Al trabajar con la precisión
de la forma, gradualmente se va desplegando un proceso natural a través del
cual el practicante tiene la oportunidad de ver su mente con más claridad. El
blanco se convierte en un espejo que refleja las cualidades del corazón y la
mente en el momento de soltar la flecha. Esto distingue al kyudo del tiro con
arco donde el objetivo es simplemente dar en el blanco.
Kyudo es “meditación de
pie”, y como tal, es un auténtico arte contemplativo. Para practicar el kyudo
de esta manera, se debe tener un buen maestro. El kyudo no se puede aprender de
un libro. El entendimiento y la orientación de un maestro o instructor
cualificado son inestimables conforme uno progresa por el camino del kyudo.
Hombres y mujeres de todas
las edades pueden practicar kyudo, ya que la fuerza física no es un elemento
importante. Los niños pueden empezar alrededor de los ocho años.
El camino del kyudo es un
camino de conocimiento personal y, en última instancia, de realización
personal. Aunque puede ser largo, hay enormes recompensas a lo largo del
camino. Todo empieza con el primer tiro.
© Fernando Ayllón Martí.
yokokyudo@gmail.com
No se permite su copia sin previa autorización.
© Fernando Ayllón Martí.
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El Zen Kyudo Club Barcelona agradece a Fernando Ayllón Martí que nos haya permitido reproducir este artículo.
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